Wanderlei Silva y Popo Freitas: La verdadera situación tras las cámaras
Pues resulta que, contrario a lo que muchos pensaron después de ver el comercial de Burger King, Wanderlei Silva y Acelino «Popo» Freitas no han hecho las paces como parecía. La verdad salió a la luz gracias al periodista brasileño Diego Ribas, quien entrevistó a ambos en el canal de YouTube Ag.Fight el sábado pasado.
Ocho horas de silencio profesional
Lo que más llama la atención es que, según contó Silva, durante las ocho horas completas que duró la grabación del comercial, no intercambiaron ni una sola palabra. Imagínense, ocho horas sentados juntos y ni un «hola» ni un «¿cómo estás?».
Wanderlei fue bastante claro al respecto: «Durante el rodaje del comercial, estuvimos sentados juntos prácticamente ocho horas. Yo no le hablé, y él tampoco me habló a mí. Él no dijo nada sobre lo que pasó, y yo tampoco dije nada. Pero yo esperaba que viniera y me dijera: ‘Mira, ese acto cobarde que hizo mi hijo contigo no estuvo bien. Lo siento’. Simplemente no me dijo nada, y yo tampoco le dije nada. Fue una relación profesional. Ahora depende de él que esto termine y hacer las paces. Si él quiere, puede pasar».
El proceso legal sigue su curso
El ex campeón del Pride dejó claro que la demanda contra «Popó» sigue adelante. «La paz depende de él. Mi abogado ya ha hablado con él; solo depende de él hacer las paces», afirmó Silva con determinación.
La otra cara de la moneda: La versión de Popo
Pero bueno, las cosas nunca son tan simples, ¿verdad? Horas después de publicar la entrevista con Silva, Ag.Fight compartió la versión de Popo, y vaya si la ve diferente. El ex campeón mundial de boxeo está convencido de que es Silva quien debería disculparse con él, especialmente por los tres cabezazos que recibió durante su pelea de boxeo en el Spaten Fight Night 2 en São Paulo.
Popo fue bastante directo: «Nunca tuve ninguna ‘enemistad’ con él. Solo esa provocación antes de la pelea. Yo llamándolo perro muerto y él llamándome cobarde. Aparte de eso, nunca tuvimos nada fuera de la pelea. Y otra cosa: si alguien debería disculparse, sería él por los cabezazos. Incluso en MMA, los cabezazos están prohibidos. Lo único por lo que me disculpé después de la pelea en las redes sociales fue por lo que pasó después del combate. Pero en una pelea, la persona que debería disculparse era él, porque rompió las reglas».
Sin negociaciones a la vista
Freitas dejó las cosas más que claras: no tiene ninguna intención de negociar. «No hay nada que negociar», declaró contundente. «Yo fui uno de los tipos que más fue atacado, ¿cómo voy a negociar? ¿Negociar para qué? Si es por dinero, no van a encontrar dinero en mi bolsillo. Si buscan compensación, no hay manera. Si se convierte en un caso penal, será en ambos sentidos, ¡seguro! Estoy tranquilo, no quiero poner a nadie en el punto de mira. Esto no cambiará mi vida en absoluto. No deshará los golpes y palizas que recibí, no deshará las palizas que [Fabrício] Werdum le dio a mi hijo, no deshará el ground-and-pound que [André] Dida le hizo a mi hermano».
Y para rematar, el boxeador añadió que ni siquiera tiene intención de llevar el caso a los tribunales: «¿Qué vas a hacer? ¿Para qué? ¿Para ganar dinero? ¿O intentar arrestar a alguien? No tengo ninguna razón [para hacer eso]. Solo quiero hacer las paces, hacer lo que estoy haciendo, disfrutar del post-combate y ganar el dinero que estamos ganando, tener la visibilidad que estamos teniendo y se acabó».
En fin, parece que esta historia de rivalidades y desencuentros entre estos dos grandes del combate está lejos de terminar. Cada uno en su trinchera, esperando que el otro dé el primer paso hacia la reconciliación.



